Casi sin darse cuenta, el biógrafo se sentirá asombrado por todo lo que irá descubriendo del personaje, tanto en lo que hace a la superficie o parte visible de su vida, como en todo lo que hay detrás, y que generalmente, queda escondido para el público en general, pero no para el ojo avezado de un escritor de historias de vida.
Así, quien escribe la biografía, deberá poner especial atención a los distintos y múltiples sentimientos por los que atraviesa su personaje a lo largo de su vida, puesto que como cualquier otro ser humano, también ama u odia, pudiendo sentirse deprimido o triste o, en su defecto, alegre y satisfecho.
En esta profunda investigación que deberá llevar a cabo el biógrafo, y a la que nos estamos refiriendo, mucho ayudan las imágenes, que por supuesto, deberá aprender a "leer" o interpretar.
Todos los paisajes que atravesó el protagonista son fundamentales para la historia que se está hilando, y por supuesto, que como dijoBalzac, ?la peor ilustración se come a la mejor de las narraciones?.
No cabe ninguna duda, de que las imágenes llegan de una manera exclusiva a los sentidos mientras que las palabras, van directamente a la razón. Por tanto, en mi opinión, se complementan unas a las otras.
Sin embargo, en muchas ocasiones, los cuadros de una época pasada, han prestado una ayuda invalorable al biógrafo, a la hora de poder entender la vida en aquellos años, con costumbres y modas tan diferentes a las actuales del escritor.
Por lo tanto, cualquier tipo de imagen, sea que provenga de un cuadro o de una fotografía o de un bosquejo, así como que se encuentre en una revista o un periódico o en un cajón en el cual se guardan las mismas, todas son válidas para poder ?retratar? de una manera casi exacta, tanto al protagonista como a su entorno.
En síntesis, las imágenes y las palabras, se complementan unas a otras formando un todo, y fusionándose en una perfecta y detallada narración de la vida del personaje.
Fuente: Métodos para Escribir una Biografía, Sesión 7, Dra. Mílada Bazant. https://goo.gl/n5bRE6